jueves, 8 de abril de 2010

Razones para una tercera vía


Nadie duda de la necesidad histórica de reinventar la sociedad, a partir de una reingeniería del hecho político, por ser éste el que nos impulsa hacia delante o nos retrotrae al pasado. Ya no es un secreto la madurez que ha adquirido la sociedad venezolana y latinoamericana respecto de la búsqueda constante del modelo que le garantice vivir en libertad, en paz y por ende con un mínimo de gobernabilidad, para poder superar sus ingentes problemas: corrupción, pobreza, desempleo, inseguridad, falta de viviendas, insalubridad, grave deterioro o inexistencia de servicios básicos esenciales para el desarrollo y el uso irracional de los recursos naturales renovables y no renovables. Ante el evidente fracaso de las tendencias que hasta ahora se han alternado en el poder, cabe preguntarse: ¿Podemos y debemos seguir creyendo en la derecha? ¿Ha sido positiva la experiencia de estos diez años de la izquierda gobernante en Venezuela? ¿Podemos seguir confiando a siegas en el neoliberalismo? ¿Es acaso el socialismo del siglo XXI la respuesta a las grandes demandas de la sociedad venezolana y latinoamericana? La realidad indica que no, en virtud de la corta visión y el discurso retórico y vacío de nuestros políticos contemporáneos, que nos han sumergido en la más deplorable polarización, rechazada por más del 70% de la sociedad, dejando al descubierto una nueva realidad, aun más apremiante, pues se trata de tres vías para escoger una. A continuación explicaré cada una de ellas.
Primera vía: Regresar a experiencias ya superadas de los cogollos de la derecha que nos empujaron a vivir injustamente el oprobio del clientelismo excluyente, hoy representado en una supuesta unidad de los factores que adversan al actual régimen, pero sin un proyecto claro de país, lo que genera escepticismo y una gran desconfianza.
Segunda vía: Adoptar de una vez por todas como positiva, la retórica incontinente del socialismo del siglo XXI, a pesar del fracaso evidente al intentar usarlo como disfraz para conducirnos al más burdo y retrógrado modelo comunista, al estilo cubano, mientras el país se hunde en la ingobernabilidad e inestabilidad social, política y económica más grande de su historia.
Tercera vía: La tercera vía que proponemos, debe ser respetuosa de la majestad del ser humano, de su inteligencia, de su libertad, de su creatividad, de su desarrollo y posicionamiento ante la vida, sin la dependencia del sectarismo absurdo. No podemos caer en la tentación de exigirle tal responsabilidad al Estado ni al sector privado. Debe trazarse un camino a partir de las iniciativas individuales que se dirijan hacia la lucha por los demás, pero de manera organizada. Que permita potenciar los activos de los marginales, creando los efectos redistributivos que los privilegien. Que promueva la elevación de la calidad de vida impulsando al ciudadano a que sea dueño de su propio destino, con vivienda digna, formación para el trabajo, salud, seguridad social, servicios eficientes, mediante la elevación de la autoestima y la creación de los núcleos de desarrollo, bajo un concepto filosófico de beneficio plural, distinto al enmarcado dentro del sistema lucrativo individualista. Es necesario darle a ese ciudadano valores que justifiquen su presencia en la vida y los métodos para alcanzarlos. Al lograrse este precepto, tendremos un ciudadano mejor, y a partir de él, un país mejor. Al construir el Movimiento Ecológico de Venezuela estamos dándole forma a ese viejo anhelo de la sociedad para romper las cadenas de la partidocracia y el modelo cupular del poder e inaugurar el nuevo paradigma.

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