jueves, 8 de abril de 2010

Ecología: base de supervivencia humana.


Es fundamental, para entender la importancia de la materia, recordar que el hombre vive en un medio ambiente natural (el planeta Tierra), que es su base de vida y desarrollo. El hombre está inserto y se desarrolla en un medio que lo condiciona y el cual a su vez modifica con su acción. El hombre que es parte de la naturaleza debe vivir en armonía con ella, esto significa que las actividades humanas deben desenvolverse de tal manera que sean compatibles con el mantenimiento y mejoramiento del entorno ecológico que lo sustenta y condiciona. Los componentes esenciales del medio ambiente son: el agua, el aire, la tierra y los seres vivos, los cuales se hallan en estrecha relación, proporcionando a la Biosfera el equilibrio necesario para que las distintas formas de vida se mantengan y desarrollen, la alteración de tales componentes perjudica dicho equilibrio ecológico y puede ocasionar graves daños a cualquier forma de vida y, en todo caso, deteriorar la calidad de vida humana. La problemática ambiental ha aumentado en estos últimos años, debido al crecimiento vertiginoso de la población en relación con los recursos naturales disponibles, la progresiva desertificación y la desaparición de grandes bosques, especialmente la selva amazónica, el fenómeno de la lluvia ácida, el peligro de accidentes nucleares, la disminución de la capa de ozono, todo lo cual incide directamente en el desenvolvimiento de la humanidad. Pero ¿cómo hacerlo?, ¿Cómo reorientar nuestro desarrollo para hacerlo sustentable?, el primer imperativo es economizar el factor Tierra, dando prioridad a las tecnologías que economicen energía y sean más respetuosas del medio ambiente. El segundo imperativo consiste en establecer nuevas regulaciones añadiendo a la protección social la protección del medio ambiente. Las herramientas existen, desde los medios reglamentarios (leyes y normas), medios económicos (eco impuestos, permisos negociables) pasando por los acuerdos de auto limitación y los códigos de buena conducta. Algunos permiten revertir los daños; otros, indemnizar por los daños y algunos más, prevenir mediante la disuasión. Es por ello que la adopción del Derecho Ambiental debe materializarse en la realización y aplicación de instrumentos jurídicos apropiados, pues su efectividad reside en que se debe contar con una respuesta integral tanto del Derecho Constitucional como del Derecho Administrativo, del Derecho Privado, del Derecho Penal y del Derecho Internacional, dentro de este último aspecto, debe acotarse que el Derecho Ambiental está plenamente identificado, ya que allí tuvo su inicio, con el fin de preservar el hábitat del ser humano a nivel mundial, creando un enfoque integrado y coordinado, de modo que pueda asegurar la compatibilidad del desarrollo con la necesidad de proteger el medio ambiente en beneficio de la población.


En un estricto sentido de responsabilidad general, es la Comunidad Internacional la que debe en su conjunto regular la relación entre los hombres y el medio ambiente, ya que los daños provocados en un extremo del planeta pueden repercutir en otro extremo, dándose además la particularidad que los países que más deterioran el planeta son aquellos que se encuentran en una mejor posición económica para soportar los desastres, mientras que los que menos dañan el medio ambiente pueden llegar a sufrir grandes perjuicios y pérdidas humanas por desastres naturales. Es necesario pensar en términos globales porque la ecología política hace suyas máximas que podría ser las del humanismo en general: "Soy hombre, y nada de lo que es humano me es ajeno", "Somos todos responsables de todo y ante todos, y yo particularmente". Pensar globalmente es elevarse a una visión planetaria que el saber ecológico hizo posible: visión del estado del planeta, de su degradación continua, del juego complejo de causas y consecuencias y, en este juego, un aspecto esencial, la parte de la actividad humana bajo sus distintas formas. Este aspecto es esencial porque la "dominación de la naturaleza" es un fantasma que parece oportuno no convocar demasiado; por otra parte, podemos y debemos esperar controlar la actividad humana, porque como alguna vez diría Aristóteles: "La naturaleza es un espectáculo que se desarrolla frente al hombre." De allí la trascendencia de la Ecología Social como tendencia globalizante, que aspira convertirse en la alternativa ideológico-política que redefina al Estado, ante el evidente fracaso de los modelos probados hasta el presente. Nadie que, ante la incertidumbre generada por la polarización de los extremos que hoy se disputan el control del poder y los recursos, urge una tercera vía, que aglutine con su mensaje a todos los sectores de la sociedad. En tal sentido desde el Movimiento Ecológico de Venezuela (Movev), primer partido político venezolano inserto dentro del pensamiento verde global, cuya ideología, es decir, la Ecología Social, cobra inusitada fuerza en el presente, en virtud de la persistencia de las luchas sociales emprendidas por los verdes en todo el planeta desde más de cinco décadas, que nos convierten en una referencia histórica y moral ejemplarizante, que ya comienza a dar frutos maravillosos en muchos países y Venezuela no será la excepción.

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