jueves, 10 de septiembre de 2009

El desarrollo humano es inmanente a la ecología


Motivación
El desarrollo humano es inmanente a la ecología

Juan Eliécer Ramírez


El desarrollo humano integral está íntimamente relacionado con el respeto al medio ambiente y a la creación de todas las cosas. El Movimiento Ecológico de Venezuela (Movev) no solamente promueve la defensa de la tierra, del agua y del aire, que el Creador ha donado a todos, sino que se ocupa de proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo. Cuando la ecología humana es respetada dentro de la sociedad, también la ecología del ambiente obtiene beneficios. Urge la necesidad moral de una renovada solidaridad no sólo entre los países, sino también entre los simples hombres. El mundo agrícola puede contribuir a la construcción de un mundo donde la paz sea fruto de un real compartir de los bienes de la tierra entre todos sus habitantes. La felicidad no surge de las tristes y precarias condiciones de vida que en la actualidad padecen millones de seres humanos en el planeta, al contrario, debemos buscar revertir tal situación. No es bueno, de hecho, ni ser pobres, ni estar afligidos, ni estar hambrientos, ni ser insultados. Al plantearnos la idea de construir una nueva ideología, a partir de la Ecología Social, lo hacemos persuadidos de que el centro de todo proceso, y de la creación misma, es el hombre. Si cumplimos las leyes básicas del Creador, sintetizadas en Sus dos grandes mandamientos, a saber: “Amarás a tu Dios por encima de todas las cosas y amarás a tu prójimo como a ti mismo”, respetaríamos, hasta reverenciaríamos cada elemento de la vasta creación a nuestro alrededor. No se trata siquiera de pertenecer o no a tal o cual religión, sino del más mínimo sentido común, del más mínimo sentido de pertenencia. La ecología social está en su fase de elaboración, y desde Venezuela queremos hacer nuestro modesto aporte al plantearnos el desafío de realizar el primer Congreso venezolano de Ecología Social, a los fines de introducir contenido al debate político, muy estéril, sin visión ni proyecto de país. Se trata de una gran tarea colectiva, que supone la necesidad de recorrer varios caminos vinculados entre sí. Un esclarecimiento conceptual riguroso, y al mismo tiempo flexible. Una dilatada acumulación de informaciones sobre la naturaleza y la historia del continente, especialmente sobre la relación de ambas, y sobre los acontecimientos contemporáneos a escala planetaria. Debemos enfrentar con inteligencia y organización las diferentes formas en que los poderes dominantes (políticos y económicos) en diferentes épocas concibieron y ejecutaron sus estrategias de apropiación de la naturaleza, sin medir sus consecuencias ambientales y sociales. La ecología social debe traer implícita una reflexión sobre la democracia y sobre la justicia ambiental como ampliación y complementación de los derechos humanos. A mi juicio, no nos queda otro camino, pues, ante el rotundo fracaso de los modelos probados, la ecología social luce como una obligación moral y ética, una responsabilidad colectiva de marchar sin prejuicios ni temores, por la senda del desarrollo sustentable. Como Movimiento Ecológico de Venezuela, aspiramos salir fortalecidos tanto de nuestra asamblea nacional el próximos 19 de septiembre, en Valencia, así como de nuestro primer congreso de ecología social durante los días 5 al 7 de noviembre, en San Antonio de los Altos, punto de partida de un gran peregrinaje por todo el país, en el que compartiremos con todos los venezolanos, nuestro novedoso proyecto de país “Hacia la Venezuela Sustentable”. elieceramirez@yahoo.com.

Apreciar la belleza de la vida



Motivación
Apreciar la belleza de la vida
Juan Eliécer Ramírez



Poder contemplar desde un vuelo rasante las costas de las hermosas islas del Pacífico, extasiarnos con el mar al amanecer, fascinarnos con la regularidad con que las gigantescas olas se mueven constantemente para desvanecerse en la playa, me permiten pensar en lo invariable que es el plan del Señor, con su ley inmutable y eterna. Al observar que la cresta de cada ola se forma en un punto diferente siguiendo su propio recorrido hasta la costa; unas se estrellan en cascada contra las rocas convirtiéndose en mansos arroyuelos de agua blanca y espumosa; otras peinan la playa, formando amorfas figuras sobre la arena.
Cómo no pensar en la infinita variedad de posibilidades que el Creador ha puesto a nuestro alcance, nos dio la libertad como don supremo para disfrutar tantas oportunidades de desarrollar nuestra personalidad única, nuestros talentos y habilidades, nuestra memoria, nuestras contribuciones personales.
Cómo no apreciar cada ocasión de volver a observar las maravillas de la majestuosa creación y la belleza de la vida circundante, imaginar el glorioso panorama que el sol seguramente producirá esta tarde, como todas las tardes y ocasos que he vivido.
Cómo no reverenciar la obra y la belleza innata de nuestro hacedor y convertirnos a la idea de preservar su creación en las inmejorables condiciones en las que nos las entrega para nuestro provecho y bienestar.
El ser ecologista es, en consecuencia, una muestra de gratitud ante tanta belleza, fulgor y esperanza. Mis lágrimas brotan por este asombroso mundo en que vivo, por esta Tierra de resistencia extraordinaria, que todo lo soporte, todo lo espera; por la madre naturaleza, cuya belleza es la expresión más sublime del creador y la razón de ser de la ciencia ecológica.
Ser ecologista no es sólo contemplar la bella realidad creada a nuestro favor, sino ocuparnos de enmendar la actitud indiferente y destructiva de quienes parecen ciegos para no ver el daño que se causan a si mismos y a las generaciones por venir.
Tal vez quienes así actúan no han tenido tiempo de apreciar la maravilla de una noche despejada en la que el Creador descubre el prodigio de Sus cielos, las estrellas titilantes, los rayos de una luna llena o nueva, para encender nuestra imaginación con Su grandeza y Su gloria. Es fascinante observar una semilla plantada en suelo fértil, verla cómo germina, se fortalece y brota de un tallito diminuto y aparentemente insignificante, que pacientemente crece y desarrolla sus características de acuerdo con el código genético que el Creador le haya dado para guiar su desarrollo. Con cuidado, sin duda, se transformará en lo que esté destinada a ser: un lirio coronado de gracia y hermosura, una planta de fragante menta, un aguacate o una bella flor de delicadeza y fragancia exclusivas.
Apreciar la vida y su belleza es equivalente a respetar cada una de las especies del reino animal, garantizando su supervivencia y por ende el equilibrio biológico y la biodiversidad. Aun cuando la condición humana nos permite enseñorear y presidir sobre la creación de esta Tierra y su incalculable dotación de recursos renovables y no renovables, con el único propósito de garantizar nuestra sustentabilidad y sostenibilidad.
Trabajar en función de reducir los riesgos negativos de la explotación de esos recursos, que en algunos casos comienzan a dar señales de escasez, reviste de una elevada trascendencia y obliga al nuevo liderazgo del planeta a replantear la forma de hacer las cosas, especialmente la forma de hacer política y la manera de administrar los recursos humanos y financieros disponibles. eliéceramirez@yahoo.com

martes, 8 de septiembre de 2009

1er. CONGRESO VENEZOLANO DE ECOLOGÍA SOCIAL


En Venezuela, tenemos poca conciencia de la magnitud de la crisis ecológica provocada por la demanda humana de los recursos naturales de la Tierra, que ha superado ya el 30% de la capacidad del planeta para regenerarse, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y que según otras fuentes, implica que para satisfacer los niveles medios de consumo proyectados, se requerirán los recursos de al menos planeta y medio, lo cual hoy no es posible.
Problemas como la deforestación, la escasez de agua y el declive de la biodiversidad, así como el desorden climático provocado por la emisión de gases con efecto invernadero ponen en peligro creciente el bienestar y desarrollo de todas las naciones.
En este sentido, la Ecología Social localiza los orígenes de la crisis ecológica específicamente en las relaciones de dominación entre las personas. La dominación sobre la naturaleza es vista como un producto de la dominación dentro de la sociedad, aunque esta dominación solo eleva las proporciones de la crisis bajo el orden capitalista-estatista vigente. En virtud de lo descrito, es necesario buscar nuevos estilos de vida, de economía, de producción y de respeto entre las diversas culturas para poder construir propuestas válidas que permitan cuidar la naturaleza y frenen el fenómeno del calentamiento global, o cambio climático acelerado que hoy vivimos.
Eso significa que debemos hacer grandes esfuerzos por llevar a cabo una conversación y comunicación estrechas de las distintas perspectivas de los hombres y las mujeres que producen los problemas ambientales en la medida que se introducen procesos de valoración, depredación, indiferencia y excesiva normatividad no aplicable en las sociedades.
Por ello, es fundamental lograr la creación de una serie de intercambios, propuestas y recomendaciones para llevar adelante diferentes tipos de eventos, programas y lograr recopilar, potenciar y difundir diferentes formas de producción y consumo, donde las personas aumenten su grado de conciencia, conocimiento y acción hacia una mejor valoración del Ambiente para confrontar la crisis ecológica que vivimos.
La Asociación Civil “Brújula Ecológica” al institucionalizar el Congreso venezolano de Ecología Social una vez al año, y lanzar su proyecto editorial del mismo nombre, pretende servir de instrumento en el proceso de formulación de propuestas en los ámbitos social, político y económico, para abordar en lo sucesivo las posibles soluciones a la problemática planteada, y mediante la asociación estratégica con el Movimiento Ecológico de Venezuela (Movev), promover nuevos valores en el campo de las políticas públicas y del liderazgo sociopolítico venezolano.