jueves, 8 de abril de 2010

Gestión pública y medio ambiente

No en vano nací y viví mis primeros años en medio de la exuberancia de la naturaleza, trepando las ramas de los árboles para merecer el premio de atrapar la mejor fruta, corriendo entre las sombras de la espesura sin poder mirar las nubes, aun en medio de la engransonada y polvorienta carretera de Madre Vieja. ¿Cómo olvidar la fiesta de los araguatos tan cerca del patio de la casa de troncos, palma y caña brava? ¿Cómo no amar el despertar con el himno matinal de infinidad de aves? ¿Cómo no sucumbir ante el recuerdo de mis zambullidas infantiles en las aguas cristalinas del caño La Rita? Creo que muy temprano en la vida, aun antes de nacer del vientre de mi madre ya era ecologista. No es casual entonces que hoy me encuentre inmerso en la más hermosa lucha por nuestro derecho universal a un ambiente sano y libre de depredadores.
He aprendido que la economía es un subsistema del ambiente, en el cual ninguna actividad económica puede sobrepasar los límites del ambiente por un largo tiempo, sin que se produzcan consecuencias negativas para ambos. Es imperativo interrelacionar los aspectos económicos, sociales y políticos, al momento de planificar y tomar las mejores decisiones para alcanzar la tan cacareada sustentabilidad. Ser sustentables es un desafío para cualquier sociedad, por tal razón debe optimizarse la relación entre economía y ambiente, de manera que la economía pueda satisfacer las necesidades de la presente generación, al tiempo que garantice también las necesidades de las futuras generaciones.
Según el Dr. Manuel Díaz, destacado consultor ambiental: “El Estado tiene un importante rol en el logro de una adecuada relación economía-medio ambiente, las actividades que desarrolla incluyen la explotación de recursos naturales importantes. Contribuir al logro de una sociedad sustentable es una meta prioritaria para la industria y en especia para la industria privada, lo que implica, que sus producciones no deben realizarse a cualquier costo económico y ambiental, en este sentido, debe completar la formación de la fuerza técnica de alta calificación y dedicación con que cuenta, en los aspectos ambientales e introducir el uso de tecnologías que permitan la mejora continua de los aspectos técnicos vinculados al medio ambiente, teniendo en cuenta que los impactos ambientales no podrán ser llevados a cero o eliminados, pero si pueden ser reducidos a niveles ambientalmente aceptables.” (Liderazgo para la transformación, IUGT-CAF, Pág. 1). He allí la trascendencia del gran salto de los grupos ecologistas de la acción contemplativa y eminentemente social (lucha plenamente justificada) al escenario político, para abordar sin ningún tipo de complejos los espacios donde se planifica y se toman decisiones en cuanto a qué proyectar y en qué destinar los cuantiosos recursos financieros que año tras año se desvirtúan y se pierden en la vorágine de la corrupción, creando un problema aun más complejo que los propios daños ocasionados al medio ambiente, una sociedad de cómplices, quienes por dinero permiten que la muerte aceche de manera acelerada a nuestro hermoso y único planeta. Todo lo anterior justifica el surgimiento por primera vez en nuestro país del Movimiento Ecológico de Venezuela, inspirado en los buenos ejemplos que en el fragor de la lucha han librado los partidos verdes de Europa, África y Las Américas. Ahora nos encontramos en el proceso de legalización en por lo menos doce estados para convertirnos en un partido nacional, para lo cual nos agradaría contar con tu valiosa firma y decidido apoyo a nuestro esfuerzo por construir la tercera vía que Venezuela está esperando para vencer la polarización.

No hay comentarios:

Publicar un comentario