lunes, 3 de mayo de 2010

Hacia la democracia sustentable


R. W. Emerson escribió “Todos los momentos importantes de la historia mundial representan el triunfo de una idea entusiasta”. Cuando insisto en que es preciso construir un nuevo liderazgo, con ideas emergentes, renovadoras y avanzadas, es porque estoy persuadido de que a partir de esa premisa comenzaremos a construir el nuevo camino que nos permitirá salir de la traumática situación que nos obliga a escoger entre el negro y el blanco, sabiendo que existen muchos más colores dentro del espectro. ¿Por qué el empeño de desvirtuar los valores de patriotismo, libertad y vida? ¿A caso estos no son inherentes al derecho de nacer, crecer, desarrollarnos, envejecer y morir? Todo aquello que intente dividirnos y sujetarnos a una ideología, cualquiera que esta sea, se enfrenta al maravilloso plan establecido desde el principio por el Creador, cuya principal característica es la sagrada posesión de la libertad de elección, máximo don otorgado a todo el género humano y contra lo cual nada podrá prosperar. La idea de la Democracia Sustentable, que proponemos, es la de erradicar completamente los modelos o formas de participación cerrada o cupular y transferir a las legítimas estructuras de la sociedad civil organizada, la debida y conveniente potestad de darse sus representaciones populares sin la dañina interferencia de organizaciones o grupos sectarios, que afectan la marcha adecuada y solidaria del desarrollo integral de la sociedad. La plenitud de paz y orden hacia donde queremos dirigirnos, sólo es posible en el marco del respeto entre los grupos y ello obliga a equilibrar la distribución del poder. En este caso, es indispensable atender el evidente pluralismo social e ideológico existente y darle a cada grupo la posibilidad de acceder a los órganos de poder, con el objetivo de equilibrar la marcha funcional del estado y la sociedad; sin embargo en el desarrollo de este mismo debate le corresponderá a la soberana voluntad popular definir esta situación. Si algo es constante es precisamente el cambio. La propuesta de superar el monopolio exclusivo de los esquemas partidistas como forma de lucha social, tiene como objetivo crear las condiciones hacia el logro de una nueva cultura –la sociedad de la paz- una comunidad más unida y próspera. La unión y el trabajo social conjunto, planificado y sostenido que nos ayude a superar las urgentes demandas de los sectores más débiles. Con esta propuesta la sociedad venezolana contaría con un modelo de gobierno original y adaptado a sus propias exigencias, creencias y realidades. El vacío que aparentemente pudiéramos imaginarnos ocasionaría la supresión de los modelos sectaristas, quedará automáticamente cubierto por las nuevas estructuras sociales organizadas, las cuales se han convertido en la legítima plataforma de representación comunitaria. Este proceso les devolvería el aliento a los venezolanos y elevaría inmensamente su estima e identidad. La Democracia Sustentable debe colocar en manos de la misma sociedad el ajuste al modelo político y crear el mecanismo de autodefensa de la soberanía popular y de la libertad, que constituyen conquistas innegociables de la humanidad. Es un verdadero cambio civilizado, es dejar todo para ganar todo. Al compartir estas inquietudes con mis compatriotas, quiero hacerlos condueños de la misma a fin de generar un gran debate que acelere su instauración y ejemplificación y por ende en el mejor aporte que un venezolano puede hacer al resto del mundo civilizado. He allí el desafío que tendremos desde el Movimiento Ecológico de Venezuela, ¡la marea verde!

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